Períodos Prehispánicos de México
La época prehispánica de México se ha dividido en cinco amplios periodos. El Lítico corresponde a la época de los cazadores, el Arcaico a los inicios de la agricultura, el preclásico a las primeras aldeas, el Clásico a las primeras civilizaciones y el posclásico es la época de los imperios.
Periodo Lítico o Paleoindio (30.000 a 7.500 años a.C.)
El inicio del periodo lítico Mexicano se establece con la llegada de los primeros pobladores, de los cuales se tienen algunas evidencias arqueológicas importantes que datan de hasta 30.000 años a.C como es el caso de los instrumentos de piedra para trabajos manuales y restos de animales hallados en El Cedral (San Luis de Potosí).
De estos primeros pobladores poco sabemos: estaban organizados en pequeños grupos nómadas, fabricaban herramientas hechas de piedra, hueso y madera, y sobrevivían de la cacería y la recolección. El perfeccionamiento de las técnicas líticas, permitió el desarrollo de grandes puntas de lanzas capaces de perforar la dura piel de los mamuts y mastodontes. La primera ocupación reconocida de la región fue por los cazadores Clovis, cuyas distintas puntas de proyectil se han encontrados en muchos sitios en Sonora. El Bajío es el sitio Clovis mejor conocido y más extenso reportado en México.
Periodo Arcaico (7.500 a 2.500 años a.C.)
El proceso de adaptación a las nuevas condiciones ocasiono un desarrollo de las tecnologías para el mejor aprovechamiento de las posibilidades del medio ambiente. Las armas se vuelven más pequeñas y afiladas ya que la caza de animales más pequeños como conejos, venados y diferentes tipos de roedores, exige de mayor distancia y precisión al cazador. El hombre crea el lanzadardos, boleadoras y diversos tipos de trampas. Este cambio tecnológico se acompaña con la manufactura de cestas para la recolección, transporte y almacenaje, y con la utilización de piedras de moler, morteros y machacadores creados en piedra pulida.
En Mesoamérica, la experimentación se orientó con preferencia hacia el maíz, el frijol y la calabaza. Junto a estos tres alimentos básicos se utilizó pimiento, aguacate, amaranto, mezquite, nopal, maguey, frutos de árboles, bellotas y nueces.
El periodo arcaico concluye con el descubrimiento de la cerámica hacia el 2.500 a.C.
Periodo Preclásico o Formativo (2.500 a.C. a 1 d.C.)
Los inicios del Preclásico están definidos por la economía de subsistencia basada en la agricultura, la formación de poblados y el surgimiento de la alfarería; la cerámica es uno de los atributos de las sociedades plenamente sedentarias. La cerámica mesoamericana más antigua se ha detectado en Puerto Marqués en la costa del Pacífico denominada Ceramica Pox (2.440 a.C.), la cual fue confeccionada con arcilla y desgrasante de fibra, por lo que se supone que sus antecedentes se encuentran en las cestas de fibra del Arcaico. Estas sociedades del 2.500 al 1.500 a.C. son igualitarias y mantienen unas relaciones sociales basadas en la solidaridad en relación con el control de los recursos.
Durante este periodo tiene lugar el desarrollo de la cultura olmeca, que resume todos los desarrollos culturales de los mesoamericanos de aquel tiempo. De esta cultura son los primeros indicios de escritura y del uso de calendario. Debieron tener una estructura social muy compleja que les permitió desarrollar su escultura y arquitectura monumentales. Los principales sitios de esta cultura son La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo, ubicados en la llanura costera del Golfo de México. Estos sitios corresponden a la llamada área nuclear olmeca.
Periodo Clásico (1 – 900 d.C.)
El Periodo Clásico de Mesoamerica está marcado por el surgimiento de sociedades estatales urbanas con gran número de habitantes, establecidas por sistemas jerarquizados de asentamiento con una estratificación social acentuada. Las ciudades eran cuidadosamente planificadas y trazadas con una clara distinción entre las áreas de habitación de la clase elite y las de la gente común, así como las zonas en que se realizaban procesos productivos y las que se dedicaban a actividades públicas.
La arquitectura pública adquirió mayores dimensiones y estaba dispuesta en núcleos cívico-ceremoniales. Algunas de estas ciudades, se convirtieron en los centros dominantes de sus regiones inmediatas, alrededor de las cuales se controlaban las relaciones políticas, comerciales y las expresiones culturales.
El comercio jugó un papel importante como elemento de interrelación entre estas grandes ciudades estableciendo relaciones tanto en el ámbito cultural, como en lo político. La religión ocupó un lugar muy importante en la estructura social como auxiliar del poder político. Presumiblemente, el clero monopolizaba el conocimiento de la astronomía, la matemática, la escritura y hasta el comercio y la política. Para los años 300 d.C., monumentos con textos jeroglíficos describiendo orígenes divinos que ilustran la transformación de la organización social desde jefes hasta majestades institucionales.
Durante la primera parte de esta época, Mesoamérica será dominada por Teotihuacan, ubicada en el altiplano mexicano, y cuya cultura es punto de referencia y marcará patrones que estarán presentes más allá de su área de influencia y en periodos posteriores. La ciudad Zapoteca de Monte Albán surgió para dominar mucho de lo que es actualmente Oaxaca. Los centros cívicos ceremoniales duraderos como Tikal, Calakmul, Palenque, Copán y otras decenas de ciudades de estados poderosos dominaron las tierras bajas mayas.
Periodo Posclásico (900 a 1521 d.C)
El Periodo Posclásico es la última etapa del desarrollo independiente de la civilización mesoamericana. Este periodo está marcado por seguir a la caída definitiva de las ciudades del Clásico y por los movimientos migratorios. Este periodo se marca por el surgimiento de grandes sistemas políticos marcados por grandes urbes como Tula y Tenochtitlan.
Las sociedades de este periodo siguieron desarrollándose sobre las mismas bases económicas que eran la agricultura y el comercio. La escritura fue una práctica firmemente establecida y sería un medio eficaz para registrar y reforzar actos rituales, hechos míticos, conceptos religiosos y eventos asociados a la vida de pueblos y gobernantes, lo que la convertiría en una de las fuentes de información fundamental sobre las sociedades mesoamericanas. El desarrollo de un sistema para el registro del transcurso del tiempo sería una de las consecuencias más relevantes de la representación jeroglífica y se convertiría, con la existencia de calendarios regionales, en uno de los rasgos característicos de Mesoamérica.
El Posclásico es el contexto histórico en el que florecieron pueblos como los aztecas y toltecas en el Centro; los mixtecos en Oaxaca; los tarascos en el Occidente; los huastecos en el norte de la llanura del Golfo de México; los mayas en la península de Yucatán y el altiplano occidental de Guatemala y los pipiles en América Central.
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